lunes, 18 de junio de 2012

El tamunangue de Caracas


Tamunangues en Caracas

     Entre las cosas que me entusiasman de los tamunangues que realizamos en Caracas, es el caracter espontáneo, de compromiso individual y grupal que aquí se manifiestan y que me hacen recordar a esas celebraciones tamunangueras de mi comunidad Titicare, en Barquisimeto, en la que no existían conjuntos, grupos organizados, no existían ensayos y tampoco uniformes.

      En nuestros tamunangues no había necesidad de cautivar a la gente para que asistiera a la fiesta. Ya todo estaba en la agenda mental, en el compromiso sentimental y devocional de cada uno. Así que llegado el día, todos estábamos en el lugar y el rol que nos correspondía desarrollar: los organizadores, los músicos, los bailadores..., claro, era un solo tamunangue al año, el tamunangue de la comunidad.

     Nuestros tamunangues en Caracas guardan ciertas similitudes, con las naturales diferencias del tiempo, la cultura y la distancia, en Caracas mantenemos nuestros encuentros periódicos con apenas un aviso que alguno de los interesados colocamos en este sitio que comunmente escogimos para comunicarnos, aunque hay casos que, por haberse repetido permanentemente por varios años en la misma fecha, ya casi no se hace necesario, ya está incluída en nuestra agenda mental.

     Ayer nos encontramos en el tamunangue de Irene( en Santa Inés) allí estábamos, no todos, si no quien pudo y quiso ir. Y esta es una de las cosas que me parecen dignas de celebrar de estas reuniones festivas y devocionales. Va quien puede y quiere y eso no es motivo de incomodidad. No es una agrupación con uniforme a quien se ha invitado(aclaro no tengo nada en contra), es simplemente gente con coincidencias que nos reunimos espontáneamente a festejar. Asístimos personas con diferentes compromisos y membrecías grupales. Unos al comienzo, otros a la mitad y otros finalizando el tamunangue, que no el encuentro. El “Negro Antonio”, el símbolo de unidad en el centro de honor y en torno suyo los celebrantes bailando, cantando, bebiendo o comiendo algo de lo que generosamente ofreció la armoniosa pareja Irene-Antonio o algunos de los invitados llevaron.

     Hoy fue la reunión en casa de Irene y Antonio, mañana será en casa de mi tía, Darío Nava, Juan Echeverría, Tania y Doris, Pedro y Rita, Kalenka y Henry, Alex Paredes, los recientes de UNEARTE, UCAB, y otros tantos que no me vienen a la memoria en este momento, pero están en el calendario de La Sociedad Tamunanguera. La celebración comienza con La Salve y en algunos encuentros con una misa(es el caso de Henry y Kalenka), el altar se conforma con la imagen repetida del santo, pues cada quien lleva el suyo.

     Hay estilos diferentes, algunas mujeres bailan con varas otras sin ellas al estilo sanare, lo mismo sucede con los cantos, es una mezcla de varias influencias y aunque varían las formas musicales y dancísticas, el ritual es el lugar de confluencia: quema de incienso, rezos, ruegos y agradecimientos públicos por la salud y el bienestar familiar y grupal. Aunque mantengo un criterio divergente con esta manera tan abigarrada de formas, algunas, incluso, surgidas aquí en Caracas, debo aceptar que en el fondo lo que importa se mantiene: la fe, la unión, la identidad cultural, el afecto y agreguénle uds otras razones más.

José E. Pérez

Alfredo Leal

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