miércoles, 4 de marzo de 2009

Un encuentro a dos tiempos con los golperos



Hace pocos días sostuve una conversación interesante con José A. Yépez, director de la popular agrupación Los golperos del Tocuyo. Mi interés era simplemente tener una conversación con el sujeto en cuestión, pues ya en Agosto había invertido algo de tiempo en darme un recorrido por el Tocuyo a ver si algo de la tradición de aquella primera ciudad venezolana (la primera, tierras adentro) se me pegaba, y pues seguía con la “fiebre”.


Aquel viaje de Agosto fue un encantador encuentro con las raíces del golpe y el tamunague. José Pedro López, fundador de los Golperos, nos recibía en aquella oportunidad. Los días de intensa actividad habían pasado, pues un accidente cerebro bascular había limitado su actividad “artística” a las cuatro paredes de su casa y a su patio sombreado de nim.


Curiosamente esta limitación le motivó a escribir un manual práctico para la ejecución del cinco o quinto larense, cierto tipo de cuatro de cinco órdenes muy usado para el golpe y el tamunangue en el estado Lara. Además le sirvió para hacer un CD recopilatorio de todas las producciones musicales de los golperos a la actualidad. Mi conclusión fue: ¡No hay ACB que pueda con un golpero!


Durante la conversación José Pedro hizo mención a las ocho escuelas de garrote encabullao (juego o batalla con palos que se hace en el Tamunangue) existentes en el Tocuyo y a las más de 14 agrupaciones de golpes y tamunangues que también hacen vida en la zona. Además notamos rápidamente al llegar al Tocuyo que ese sábado había, al menos, cuatro familias haciendo tamunangue en sus casas como pago por promesas hechas a San Antonio, el santo patrono. Como diría mi compadre Nestor: “La tradición en el Tocuyo está blindada”.


Aquello para mi fue sencillamente genial en todos los sentidos. Porque los golperos más que unos artistas eran unos tocuyanos. Es decir, no eran un grupo que trataba de revivir o representar una cierta tradición musical y religiosa, sino que eran la tradición misma y eso es de un valor inconmensurable. Esto para mi fue evidente, cuando tuve mi conversación con José A. Yepez, el antes mencionado director de los golperos, cuando al preguntarle por los costos de una presentación en Barquisimeto me respondiera con gentileza unos ‘equis’ cantidad de bolívares. Mi asombro fue infinito, una agrupación con esa trayectoria, con esa cantidad de integrantes (entre 8 y 10) cobraba una cantidad de dinero muy por debajo de su verdadero valor. Pero allí fue donde todo quedó claro: los golperos no son "artistas" que representan una cultura, unas tradiciones. Son la tradición misma con ganas de contagiarse. Una presetnación para estos, significa hacer lo que hacen cuando les visita un compadre, o nace un niño, simplemente cuando quieren pasar un rato agradable. Esto es algo que las noveles agrupaciones no pueden comprender.


Los golperos me parecen más unos cantores que unos cantantes; son cantores, como cantor es un pájaro que canta porque le es natural cantar, porque la canción les está incorporada a su existencia misma. Cantan porque viven cantando y porque es su manera más genuina de celebrar. Nada de representaciones ni reproducciones de estilos o técnicas. Esta gente sólo muestra con naturalidad lo que son y lo comparten.


Este compromiso por la divulgación es lo que realmente llama la atención. Cd's recopilatorios, manuales de cinco, escuelas y manuales de garrote encabullao, cantidades importantes de agrupaciones musicales, presentaciones de calidad a muy bajo costo, etc. dicen mucho del amor y el compromiso que por la tradición conservan estos hombres.

Alfredo Leal

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